terapia para adultos

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El inicio de un nuevo camino

A lo largo de la vida vamos sumando experiencias y aprendiendo a adaptarnos a los desafíos del día a día. Sin embargo, nuestras circunstancias pueden cambiar, y nuestra conducta puede necesitar actualizarse para ser eficaz.

En ocasiones, podemos intentarlo todo, y tener la sensación de no avanzar, de frustración, malestar, tristeza… Experimentar malestar no es sinónimo de debilidad, si no que las emociones nos van a guiar hacia los cambios que necesitamos.

Cómo te ayudará la terapia para adultos

La terapia para adultos es el espacio donde vas a hacer esos cambios. A continuación puedes ver los diferentes problemas en los que podemos ayudarte, desde una perspectiva transdiagnóstica, es decir, centrándonos en lo que trabajarás en terapia, y huyendo de etiquetas. Porque nadie más ha vivido tu historia, ni está en tus circunstancias.

Ansiedad, estrés y fobias

La ansiedad es un estado emocional, y como todas las emociones, su función es la de ayudarnos a adaptarnos a nuestro entorno. En el caso de la ansiedad, aparece cuando detectamos algún estímulo amenazante, y su utilidad es la de prepararnos para afrontarlo.

Estos estímulos pueden ser tanto internos (pensamientos) como externos (situaciones). Si experimentamos ansiedad por primera vez de forma aguda, es posible que reaccionemos intentando evitar o neutralizar los síntomas de ansiedad por lo desagradables que resultan.

No obstante esto puede hacer que condicionemos algunas situaciones como temidas, que nos generarán ansiedad en el futuro, creando un bucle que nos limite en nuestra vida diaria.

Trastornos alimenticios

Alimentarse es mucho más que ingerir calorías. En nuestra relación con la comida pueden influir factores personales como autoexigencia y el perfeccionismo respecto a la imagen corporal, pero también los modelos que hayamos tenido a nivel familiar, las expectativas que nos marca el ambiente (amigos/as, redes sociales, publicidad) donde se idealizan cánones estéticos casi imposibles de lograr en la realidad, y muchos otros factores culturales y contextuales.

En este entorno, algunas personas desarrollan una relación disfuncional con la comida. La comida se convierte en una válvula de escape para aliviar el dolor emocional, llegando a generar trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia, la bulimia, el hambre emocional, el trastorno por atracón o la ortorexia. 

Problemas de autoestima

La autoestima tiene que ver con la forma en la que nos definimos a nosotros mismos: es el lenguaje que empleo para hablar de mí, de mis capacidades, atributos, posibilidades, defectos… Algunas experiencias pueden moldear la forma en la que nos percibimos, y hacer que nos veamos de forma sesgada, excesivamente negativa.

Esta crítica constante se manifiesta a través de pensamientos invalidantes o juicios de valor del tipo “soy un desastre”, “no valgo para esto”, “soy feo/a”, “soy un inútil”… Estas ideas nos limitan a la hora de embarcarnos en nuevos proyectos, porque pensamos que somos incapaces. Cambiar nuestra autoestima pasa por cambia no solo este diálogo interno, sino también las acciones que no nos permitimos, por pensar que no somos adecuados. 

Problemas sociales y de comunicación

Gran parte de nuestro tiempo día a día lo pasamos interactuando con otras personas. Y todos los días desempeñamos diferentes roles con ellas, en los que nuestra conducta cambia según en qué área nos encontremos: familiar, laboral, en pareja, como padre o madre, como hijo, etcétera.

Esos roles nos pueden poner en la situación de tener que poner límites, decir que no, rechazar una petición, decir que algo nos ha molestado, pedirle un cambio a otra persona, recibir una crítica… Un abanico amplio de situaciones en las que nuestra historia personal hasta este momento, puede habernos entrenado más o menos, según nuestras circunstancias.

Algunos de los problemas sociales y de comunicación con los que solemos trabajr en consulta son la asertividad, la capacidad de hablar en público, las habilidades sociales, el acoso laboral o la dependencia emocional entre otras muchas.

Crisis vitales y adaptativas

Hasta hace algunos años, en los manuales diagnósticos se referían como trastorno adaptativo al sufrimiento de una persona que no encajaba en los criterios diagnósticos para otros problemas.

Que no encajemos dentro de los criterios diagnósticos de los problemas psicológicos y aún así estemos sufriendo, es algo normal y muy frecuente. El sufrimiento no es una patología. Por lo tanto, deberíamos pensar que simplemente estamos sufriendo para adaptarnos a una situación determinada.

Puedes acudir a terapia si te sientes atrapado en unas circunstancias que no sabes cómo cambiar. A veces, quizás incluso no sepas cuáles son tus objetivos, qué es lo que quieres conseguir, y también en esta situación la terapia puede ser una herramienta útil para clarificar hacia dónde quieres dirigir tu vida.

Insomnio y problemas del sueño

El insomnio es un problema frecuente en terapia. Podemos encontrarnos tanto insomnio de conciliación (no poder quedarnos dormidos al ir a la cama) como de mantenimiento (despertarnos de madrugada). Puede tener diferentes desencadenantes, como el exceso de estrés, el uso de dispositivos electrónicos (móviles, tabletas, etc.) o el consumo de café.

En terapia trabajamos tanto los desencadenantes que originan el insomnio como el tener una correcta higiene del sueño, que nos garantice el poder descansar adecuadamente. Dentro de un proceso de terapia, el descanso estaría en la base sobre la que iríamos colocando el resto aprendizajes: es decir, no podremos plantearnos algunos cambios hasta que no hayamos estabilizado el sueño, y estemos descansando lo suficiente.

Trauma

Los eventos traumáticos pueden dejar una huella muy marcada en nuestra vida. Es posible que esta huella se manifieste en diferentes situaciones que han quedado condicionadas, es decir, que evocan de alguna forma al evento traumático y nos hacen sufrir. Pero además de este malestar, el trauma puede afectar a la imagen que tenemos de nuestra propia identidad, y alterar procesos psicológicos básicos como la memoria o la percepción.

Estos fenómenos pueden ser una respuesta natural del cuerpo ante un evento traumático a corto plazo, pero cronificados en el tiempo, interfieren en nuestra vida y requieren de un proceso terapéutico para hacer que el trauma deje de estar presente en nuestras vidas.

Adicciones

Normalmente, cuando hablamos de adicciones coloquialmente, nos referimos al consumo de sustancias. Sin embargo, los problemas adictivos abarcan tanto el consumo de drogas y alcohol, como el abuso de otras situaciones no relacionadas con las sustancias psicoactivas, como por ejemplo, el juego patológico (también conocido como ludopatía).

Los estudios indican que el consumo puede alterar el sistema de recompensa de nuestro cerebro, volviéndonos dependientes de una conducta o sustancia, pero no se trata de un problema puramente químico. Identificar el origen del consumo es importante, ya que a menudo consumir es una conducta de evasión que la persona realiza para afrontar problemas emocionales, o que están en su contexto.

Depresión y duelo

La depresión es un problema del estado de ánimo que afecta a todas las áreas la vida. No obstante, no es un ente homogéneo que afecta por igual a todas las personas que se encuentran sufriendo un estado de ánimo depresivo. Cada persona tiene su historia personal previa y sus circunstancias actuales: el estado de ánimo debe analizarse, como el resto de los problemas psicológicos, atendiendo a las vivencias y circunstancias de cada persona en concreto.

Sus manifestaciones suelen incluir apatía, sensación de vacío, pérdida de interés por actividades agradables, culpabilidad, tristeza, y desesperanza hacia el futuro, así como ideas pasivas sobre la muerte o el suicidio.

Problemas de control de impulsos

El control de impulsos es una capacidad que vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida, conforme nuestro cerebro madura y nos incorporamos a la edad adulta. Anticipar consecuencias, planificar, y elegir qué estrategia es a la largo plazo la que me conviene más, puede ser difícil en determinadas situaciones, especialmente si conlleva renunciar a lo que me apetece en este momento, o tener que resistir impulsos que tengo en el presente.

Pensemos en el estudiante que tiene que rechazar salir para estudiar, en la persona que decide no beber porque conducirá, o en el atleta que debe escoger sus alimentos en base a una planificación, y tendremos una imagen más clara de esta habilidad.

Problemas médicos y somáticos

Es común que algunas personas manifiesten sorpresa, cuando comentamos que a través de la terapia psicológica podemos intervenir sobre el bruxismo (dolor de mandíbulas), parestesias (hormigueos en las extremidades), dolores de cabeza, presión en el pecho, o molestias físicas en general que perturban nuestra vida. Es frecuente que la persona se preocupe por estos síntomas, a menudo confundiéndolas con una patología física.

Las somatizaciones son el resultado de un malestar emocional, normalmente, de un elevado nivel de estrés o de problemas anímicos. Debemos pensar que no existe el famoso dualismo cuerpo-mente, sino que al sentir ansiedad, por ejemplo, se producen cambios fisiológicos en nuestro cuerpo, que repetidos de forma prolongada en el tiempo, pueden generarnos estas molestias.

Esquizofrenia y problemas psicóticos

En la actualidad la esquizofrenia no es un trastorno específico sino un ‘espectro’, es decir, un amplio abanico en el que podemos encontrarnos con situaciones muy diferentes entre sí. La gran variabilidad dentro de este espectro precisa de un abordaje individualizado por parte de un equipo multidisciplinar.

La esquizofrenia altera la percepción de la realidad. En este sentido, hablaríamos de los delirios creencias firmes sobre eventos no reales) y de alucinaciones (experiencias perceptivas que suceden sin estímulo externo que las provoque) como síntomas habituales.

Sin embargo, los síntomas psicóticos son más complejos, y no son exclusivos de la esquizofrenia, pudiendo producirse en otros problemas (trastorno bipolar, o depresión), o también siendo inducidos por el consumo de sustancias.

Nuestro proceso

En PSISER nuestro lema es que la terapia es un arte, pero debe ser científica. Estamos en actualización constante para ofrecerte tratamientos respaldados por la ciencia. 

Trabajaremos contigo conjuntamente: la terapia no es únicamente hablar. Una vez identificados los cambios a realizar, nuestro equipo de psicólogos en Elche te proporcionará explicaciones, herramientas y métodos para que puedas aplicar estos cambios fuera de consulta.

Y sobre todo, no es para siempre: la terapia tiene que estar acotada en un periodo breve, acorde al motivo de consulta. No creemos en la terapia como un proceso eterno.

1. Entrevista

Nos reunimos por primera vez para recoger más información sobre tu situación actual, y tu motivo para acudir a consulta. La evaluación es esencial para identificar qué objetivos tenemos en tu caso, y planificar un plan de trabajo que nos garantice lograrlos.

2. Evaluación

En la siguiente sesión, tu terapeuta completará la evaluación recogiendo más información.  Es posible que para agilizar el proceso y saber qué debéis trabajar en consulta, te facilite algún cuestionario que pueda completar la entrevista.

3. Objetivos

Después de la evaluación, tu terapeuta consensuará contigo los objetivos de la terapia, explicándote lo que ha identificado durante la evaluación, y qué pasos vais a dar en las sesiones de intervención para comenzar a trabajar en ello.

4. Intervención

Las sesiones de intervención estarán dirigidas a lograr tus objetivos: explicaremos qué cambios necesitamos, cómo hacerlo y qué pasos dar para lograrlos, facilitándote materiales y pautas para aplicar entre sesiones.

5. Seguimiento

A medida que avanzamos, las sesiones se van espaciando y acudirás a consulta cada vez con menor frecuencia. De este modo, al final de la terapia, planteamos seguimientos puntuales contigo para asegurarnos de que todo lo que hemos trabajado está consolidado, y que es el momento de despedirnos.

Preguntas frecuentes

1. ¿Cómo funciona la terapia para adultos?

En las dos primeras sesiones, tu terapeuta realizará una evaluación mediante entrevista, cuestionarios y registros para determinar tus objetivos. Después, te explicará el itinerario que seguiréis en las sesiones de intervención para lograrlos.

2. ¿Cada cuánto tiempo debo acudir a consulta?

La frecuencia es algo que tu terapeuta consensuará contigo según tu motivo de consulta y tu disponibilidad para acudir. Para que la terapia sea eficaz es importante que la frecuencia sea mayor al inicio, y se vaya espaciando posteriormente.

3. ¿Cuál es la duración de las sesiones?

Las sesiones tienen una duración de 55 minutos.

4. ¿Cuál es el coste de las sesiones?

En el caso de sesiones individuales de terapia para adultos, el coste es de 60€ por sesión. 

5. ¿Cuánto tiempo dura la terapia?

La duración de una terapia psicológica depende de diferentes factores y no es igual para todos los casos, pero no es un proceso indefinido, sino que en periodo razonable debemos haber visto resultados.

6. ¿Qué terapeuta me atenderá?

Cuando te pones en contacto, te preguntaremos sobre tu motivo de consulta y algunos detalles sobre ti, para designarte al profesional más adecuado para ti, o asesorarte sin compromiso.

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