Vamos a imaginarnos la siguiente situación: un niño que en un cumpleaños, o en navidades, comienza a abrir regalos. Tiene un buen montón de paquetes delante, y conforme los va abriendo, los va dejando de lado uno a uno para ocuparse del siguiente.
No parece que cada regalo le haga demasiada ilusión, sino que inmediatamente después de abrirlo, se apresura con ansia a abrir el siguiente, ignorando el anterior. ¿Te resulta familiar esta escena?
Síndrome del niño hiper-regalado
En los últimos años, esta situación se ha descrito como el síndrome del niño hiper-regalado, refiriéndose a los niños que reciben una gran cantidad de regalos, y que debido a este exceso, no tienen ni el tiempo suficiente para dedicar a cada regalo ni la capacidad para prestar atención y explorar cada juguete.
Consecuencias de regalar demasiado
Antes de nada, partamos de la base de que regalar es normal, no se trata de demonizar el juego, ni los juguetes, ni las festividades que tanta ilusión les hacen. Sin embargo, todo en su justa medida. Regalar demasiado puede tener efectos adversos:
- Baja tolerancia a la frustración: acostumbraremos al niño a la inmediatez, y a conseguir rápidamente todo lo que quiere. En el futuro, puede mostrar una baja tolerancia a la frustración, y enfadarse enseguida si no consigue lo que desea.
- Priorizamos la cantidad sobre la calidad: favorecemos actitudes competitivas, de comparación, de cuántos regalos te han traído, primando el valor económico sobre el valor emocional del regalo.
- Reducimos el juego simbólico: si inundamos al niño con juguetes materiales y videojuegos, minimizamos otro tipo de actividades en las que tenga que desarrollar su creatividad, la imaginación y la fantasía.
- Utilizarlos como sustitutivo: deberíamos dedicar tiempo a explorar cada juguete con los niños, en lugar de utilizarlo como reemplazo de los padres para tenerlos entretenidos, especialmente si hablamos de dispositivos electrónicos.
- Favorecemos conductas negativas: además de las competitivas, fomentaremos que el niño sea “caprichoso” y que se acostumbre a pedir; algo que por otro lado, censuraremos cada vez que haga, pese a que lo estamos reforzando con este exceso de regalos.
Alternativas para solucionarlo
Ya sabemos qué problemas genera regalar demasiado en cumpleaños o navidades a los niños. Vamos a ver ahora una serie de consejos para evitarlo, y prevenir que sucedan:
- Piensa en la familia: ten en cuenta que, además de los regalos que compres a tus hijos, sus abuelos, tíos y otros miembros de la familia, también le regalarán. Aunque es obvio, muchas veces compramos multitud de regalos, que después se acumulan con los del resto de la familia, y son demasiados, más de los que el niño puede atender.
- No te guíes por la culpa: a veces, pensamos que los regalos pueden compensar otras cosas, como por ejemplo, el sentirnos culpables por no pasar más tiempo con ellos. Y nada más lejos de la realidad, como hemos dicho, demasiados regalos no proporcionan bienestar, sino que crean una sensación de vacío emocional y de no tener nunca suficiente.
- Pasa tiempo con ellos: involúcrate en descubrir los regalos con ellos, y crea una experiencia asociada al juguete. ¿Recuerdas con cariño algún juego o juguete de tu infancia? Seguramente, no era el más caro ni el más sofisticado, sino que lo recuerdas por la experiencia que viviste con él. Regales lo que regales, ten presente que nada puede sustituir el valor de la presencia de papá o mamá. Tú eres la atracción principal.
- No todo son juguetes: aunque los utilicemos como sinónimo, no todos los regalos tienen por qué ser juguetes. Vamos a ver esto con detenimiento en el siguiente bloque.
La regla de los cuatro regalos
Esta regla es una solución práctica a los niños hiper-regalados. Consiste en elegir los regalos de Navidad siguiendo estos cuatro principios:
- Algo para llevar: accesorios, prendas de ropa, zapatos.
- Algo para leer: libros, cómics, o cualquier otro material de lectura.
- Algo que realmente desee: el regalo que más quiere y ha pedido.
- Algo que realmente necesite: cualquier artículo que necesite de verdad.
Otro consejo importante a la hora de escoger los regalos es tener en cuenta el criterio del niño. Es decir, pongamos por ejemplo que queremos regalarle un libro para fomentar su hábito de lectura. Siempre es mejor personalizarlo y comprarle un libro relacionado con una temática que ya le interesa (un personaje o un tema específico) que comprar el que nosotros consideramos mejor, o el que nos gustaría que leyese, porque al no estar vinculado a su criterio, es posible que lo ignore o acabe no leyéndolo. También es importante adecuarlo a su edad, no regalar películas, videojuegos u otros materiales para edades superiores, dejándose llevar por la presión de grupo, o por la popularidad de algunos regalos. Por último, es buena idea apostar por regalos educativos, que estimulen el periodo evolutivo en el que se encuentran (por ejemplo juegos de sopas de letras, construcciones, o de otro tipo, que incluyen aprendizajes provechosos para su desarrollo).
Esperamos que estos consejos te hayan sido útiles, y que te sirvan de cara a elegir los regalos de los más pequeños estas Navidades. ¡Disfruta de estas fiestas con los tuyos!
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